Esa misma noche perdí las esperanzas, en donde tú y yo terminábamos algo que ni siquiera habíamos comenzado, en donde cada uno siguió su camino predestinado.
Solo fuimos en la vida del otro una
parada, buscas algo sea que lo encuentres o no todavía hay que seguir nuestros
caminos, existen tantas paradas en nuestros caminos que a veces quisiéramos
quedarnos en algunas de ellas, aunque sabemos que no podrá ser así, un deseo no
debe quitarnos nuestra visión del camino que está predestinado que nosotros
hemos construidos, aunque la contraproducencia se da cuando se dice que a veces
debemos pararnos y durar un periodo de tiempo (ni muy corto ni muy largo, solo
el suficiente), para ver si tenemos un atajo, nada nos garantiza que el camino
que estamos recorriendo es el correcto, ni que el atajo que vemos nos llevará a
la salida, pero todo es arriesgarnos.
Pero también sabemos que cuando nos
arriesgamos demasiado somos capaces de perder cosas más valiosas que la que
ganaremos, por esos somos una parada, tomamos y somos capaces de dejar y seguir
el camino, por eso digo, perdí la esperanza porque hicimos esa parada en una
noche lluviosa, solos, fría y a la vez solitaria, éramos dos desconocidos que
vinimos a parar para luego seguir en esa noche te conocí, en esa noche
experimente, la forma viva de sentir a un desconocido junto a mi piel.
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